Con aquel acuerdo se zanjó en su día la discrepancia interna surgida a raiz de la elección de Borrell como candidato, lo que significó, en la práctica, la cesión por parte de Almunia de algunas competencias que estatutariamente correspondían al secretario general.

Mientras el PSOE no toma una decisión sobre la persona que lo representará en los comicios generales, después del 13 de junio, Almunia recuperará todas esas funciones.

Las estructuras de apoyo al candiato desaparecerán previsiblemente el lunes y por tanto la dirección elegida en el 34 Congreso del PSOE reasumirá en su totalidad sus tradicionales competencias.

La dirección política del PSOE corresponderá, por tanto, a sus órganos estatutarios, mientras que Almunia actuará nuevamente como líder de la oposición y en consecuencia será el portavoz del partido y asumirá todas las labores de representación del PSOE.