Las multinacionales de la alimentación están dejando de fabricar galletas, papillas, sopas y postres dulces elaborados con soja o maíz modificados genéticamente, según informa hoy "El País".

"Fundamentalmente, el gran error que ha cometido la industria de la alimentación norteamericana respectoa los organismos modificados genéticamente (OMG) ha sido que no fueron capaces de adivinar en sus objetivos que estarían los consumidores por medio", afirmó Hinojosa.

Según el secretario general de la UCE, "ellos pensaban que era una relación 'bussiness to bussiness', de forma que ellos creaban una materia prima modificada genéticamente y después la compraban los agricultores. Lo que nunca esperaban es que el consumidor llegase a tener conocimiento del tema".

Además, "nunca han planteado la modifcación genética como un avance social, sino meramente como un avance económico, y por tanto la desconfianza de los consumidores es, por un lado, que como no hay ninguna ventaja adicional para el consumidor individualmente considerado, todo lo que suene a OMG genera todavía un rechazo importante por parte del consumidor", apuntó Hinojosa.

Por su parte, el director de la OCU, José María Múgica, manifestó hoy a Servimedia que si las compañías desean recuperar la confianza de los consumidores, "hay que trsladar al consumidor de una manera coherente las ventajas que se obtienen del consumo del transgénico, una vez se le informe adecuadamente de que no hay riesgo".