ETA

ALDAYA RELATA COMO SU SECUESTRO LE DEJÓ "MEDIO LOCO" Y CON LAS DOS CADERAS "DESTROZADAS"

- En el juicio contra los etarras "Kantauri" y "Lola", acusados de participar en su secuestro

MADRID
SERVIMEDIA

El empresario vasco José María Aldaya relató hoy delante de dos de los etarras que presuntamente participaron en su secuestro, el dirigente de ETA Francisco Javier Arizcuren Ruiz, alias "Kantauri", y la también terrorista Dolores López Resina, "Lola", cómo el estar 341 días cautivo le dejó "medio loco" y con las dos caderas "destrozadas".

Aldaya hizo estas declaraciones en el juicio que la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional celebró está mañana contra "Lola", acusada de participar en su secuestro, y contra "Kantauri", acusado de ordenarlo como jefe de la banda terrorista.

El fiscal encargado del caso, Ignacio Gordillo, solicitó para López Resina y Arizcuren Ruiz 17 años de cárcel. Además, pidió que los dos acusados indemnicen a Aldaya con 901.518 euros por el rescate que pagó la familia del industrial y con 1.200.000 euros por los daños morales sufridos.

Al comienzo de la vista oral, tanto López Resina como Arizcuren Ruíz aprovecharon su turno de primera palabra para lanzar proclamas a favor de ETA y expresar su rechazo al tribunal, presidido por el juez Javier Gómez Bermúdez.

López Resina, expresándose en catalán, dijo ser militante de ETA, manifestó no reconocer la autoridad del tribunal y acabó lanzando un "gora ETA y visca Cataluña".

Por su parte, Arizcuren Ruíz, que habló en euskera, dijo no querer participar "en este teatro" y pidió a su abogada que no ejerciera defensa alguna.

Por el secuestro de Aldaya ya han sido condenados el etarra Francisco José Ramada y su esposa Sagrario Yoldi, que también fueron sentenciados por el del empresario Cosme Delclaux.

UN SECUESTRO DE 341 DÍAS

En su declaración como testigo, Aldaya explicó como el 8 de mayo de 1995, cuando volvía a su casa sobre las 21.00 horas, un coche le cerró el paso cerca de su domicilio y de él se bajaron tres personas encapuchadas, una de ella portando una pistola.

Tras obligarle a subir en un segundo coche, los terroristas le pusieron una inyección y el empresario se quedó dormido. Al despertar, se encontró en un zulo de poco más de tres metros cuadrados, sin ventanas y con una única bombilla por toda iluminación.

Aldaya explicó al tribunal que durante su cautiverio, que duró 341 días, trató siempre con el mismo etarra, una persona que iba con un pasamontañas y que era la encargada de hacerle llegar la comida.

El empresario trató en más de una ocasión mantener una conversación con el etarra, pero éste siempre rehuía hablar "más de dos frasas seguidas" con él. Los terroristas le hicieron llegar algunos libros así como periódicos, aunque siempre de fechas atrasadas y con varias páginas arrancadas.

Por fin, el 14 de abril de 1996, el etarra entró en el zulo, le comunicó que le iban a liberar y le administró otra inyección. Aldaya se despertó "muy mareado" en un bosque de las inmediaciones de la localidad guipuzcoana de Elgoibar.

Aldaya explicó que el cautiverio le dejó "medio loco" y con "las dos caderas destrozadas" a causa de "andar de un lado para el otro del zulo" para combatir la inactividad.

Por último, el empresario explicó que, tras recuperarse física y psicológicamente del cautiverio, se dedicó a "trabajar y tratar de olvidar".

ÓRDENES Y PREPARATIVOS

Tras escuchar a los demás testigos, en concreto cuatro agentes de la Policía Nacional que participaron en la toma de declaración de los acusados tras su arresto, el fiscal Gordillo hizo el relato de sus conclusiones definitivas.

En él, explicó que Arizcuren -por entonces jefe militar de la banda- fue quien propuso a Ramada su integración en ETA, más concretamente en el sector de la misma dedicado a la ejecución de secuestros, y quien le ordenó el rapto de Aldaya.

Tras recibir dinero de la dirección de ETA, Ramada compró una nave industrial en la calle de Gaviria, en el barrio de Venta de Irún (Guipúzcoa), en el que él y López Resina -de la que se hallaron restos de ADN- construyeron y acondicionaron un habitáculo de 3,5 metros de largo, uno de ancho y dos de alto, en el que encerraron a Aldaya.

Por úlimo, el fiscal relató como, siguiendo las instrucciones de Arizcuren, Ramada y López Resina procedieron al secuestro de Aldaya el 8 de mayo de 1995 cuando éste se dirigía, sobre las nueve de la noche, a su casa en Fuenterrabía (Guipúzcoa), tras terminar su jornada laboral en la empresa Alditrans, de la que es titular.

Tras escuchar también la conclusiones de la acusación popular ejercida por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y de la defensa, el presidente del tribunal, el juez Gómez Bermúdez, declaró el juicio visto para sentencia.

(SERVIMEDIA)
11 Jun 2008
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