El industrial comenzó su declaración en la sede de los juzgados de Irún, adonde viajaro expresamente el juez y el fiscal desde Madrid, antes de las doce del mediodía y la acabó cerca de las dos y media de la tarde.

Aldaya no perdió la noción del tiempo en ningún momento y tampoco le movieron del mismo lugar, según indicaron fuentes judiciales. Sabía el día que era y llegó a festejar su cumpleaños y Navidad con vino y champán. No es capaz de identificar a nadie porque las tres personas que le secuestraron y la que le atendió durante su cautiverio iban permanentemente encapuchadas.

E empresario tampoco sabe si se ha pagado rescate por él. La persona que fue primer portavoz de la familia y primo de Aldaya, Francisco Audela, no ha estado presente en la declaración judicial, sino que ha permanecido en una habitación aparte. Sí han acompañado a Aldaya dos médicos forenses, uno del Juzgado de Irún y el otro de la Audiencia Nacional.

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