ALDAYA. ALTUNA DESTACA QUE LA FUERZA DE VOLUNTAD Y EL EJERCICIO FISICO MANTUVIERON A ALDAYA CON VIDA
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Inaxio Altuna, portavoz de la familia de José María Aldaya durante los más de 11 meses que ha durado el secuestro del empresario vasco, ofreció hoy una rueda de prensa en nombre de Aldaya para elatar los pormenores del cautiverio al que se ha visto sometido por la banda terrorista ETA. El portavoz destacó que la fuerza de voluntad y el ejercicio físico mantuvieron a José María Aldaya con vida.
El portavoz de la familia excusó la inasistencia del propio Aldaya en la rueda de prensa y argumentó que los médicos habían desaconsejado su presencia ante los medios de comunicación.
Explicó que la autodisciplina era una estrategia para sobrevivir dentro de un zulo de 3,5 metros de largo por 1 d ancho y 1,90 de alto, en el que el secuestrado caminaba durante horas hasta recorrer 10 kilómetros diarios.
Para el portavoz de la familia, José María Aldaya es un hombre con una enorme "capacidad de organizarse" y con una gran "voluntad propia", lo que, a su entender, le ha permitido mantener su integridad física y psíquica durante tantos meses de cautiverio.
Durante su encierro, Aldaya hizo un meticuloso cálculo de las dimensiones del zulo, en las que se encontraba y contaba con garbanzos las istancias que recorría caminando cada día. También calculó la cantidad de aire en metros cúbicos que podría haber en el habitáculo y sabía perfectamente el día del año en el que se encontraba.
Para controlar el calendario, Aldaya tomaba como referencia las tres comidas diarias que le facilitaban sus vigilantes y recordaba con los nudillos de la mano los días que tenía cada mes.
PROMESAS DE LIBERACION
Altuna explicó que los secuestradores anunciaron a Aldaya en 6 ó 7 ocasiones que le iban a pone en libertad. Eso producía una gran excitación al secuestrado, que se convertía en depresión cuando comprobaba que no se hacía realidad. De hecho, la última vez que le anunciaron que le iban a liberar no terminó de creérselo hasta que le trajeron la ropa con la que iba a ser liberado.
Aldaya sufrió durante su largo secuestro numerosos momentos de bajísimo estado de ánimo, según su representante, quien dijo que en estos meses "lloró como nunca en la vida". Su propia imaginación y los recuerdos le llevaan al borde del enloquecimiento en algunas ocasiones.
Pero siempre, para salir de estas situaciones, Aldaya echaba mano del ejercicio físico, incluso "hasta quedar extenuado". "Su voluntad y su capacidad de organizarse le hicieron sobrevivir" a la situación, añadió Altuna.
Unicamente tuvo relación con uno de los secuestradores, que le facilitaba su comida y otras necesidades y al que no pudo ver porque siempre iba con cara cubierta. Esta persona, un hombre, era ayudada por otro hombre desde el exerior del zulo, pero Aldaya nunca pudo ver ni oir a este segundo etarra.
La persona que le custodiaba le facilitó libros que Aldaya había pedido, principalmente novelas y libros históricos y las páginas de deportes del diario "Egin". Posteriormente, el propio secuestrado solicitó aprender euskera y sus secuestradores le facilitaron hasta dos libros de aprendizaje de este idioma.
Según Altuna, el trato entre Aldaya y su 'carcelero' fue siempre "más o menos normal". Se limitaban a comentar cosas sore la comida o sobre deportes -gracias a las páginas del "Egin", Aldaya controlaba cómo marchaba la Real Sociedad- y el carcelero le enseñó a jugar al mus. El día de su cumpleaños y en Nochebuena, los secuestradores le ofrecieron champán y una comida especial.
ENFRENTAMIENTOS DIALECTICOS
Pero también tuvo enfrentamientos dialécticos con él porque "no entendía qué es lo que había hecho él para que le secuestraran". En estos enfrentamientos dialécticos con sus secuestradores, el empresario llegó decires que le mataran, "que si querían acabar con él que lo hicieran de una vez", dijo Altuna.
El representante de Aldaya aseguró que el empresario no podrá olvidar nunca los meses que ha pasado secuestrado, pero también negó rotundamente que vaya a adquirir una "posición de odio y de perseguir a las personas" que le secuestraron. "El odio no hace más que minar y deshacer la vida de las personas", dijo Aldaya en voz de Altuna.
Inaxio Altuna relató que el propio Aldaya le ha indicado que, después de tdo, al final del secuestro "tiene la sensación de haber salido triunfante".
El portavoz de la familia Aldaya relató también las circunstancias del secuestro y la liberación. El secuestro se produjo un día cuando regresaba de trabajar y de tomarse unos vinos con unos amigos. Tres encapuchados armados con pistolas pararon su coche y le sacaron de él para introducirle en el maletero de otro vehículo con un saco en la cabeza. Después le aplicaron una inyección y se despertó en el zulo en el que habría de asar 341 días.
El día de la liberación, los secuestradores le dieron su reloj y un mechero para que pudiera ver cuando se despertara, ya que sería de noche. Le aplicaron otra inyección y despertó en un bosque. Allí debía esperar hora y media, según las indicaciones de los etarras. Esperó sólo una hora y, tras dar algún grito para comprobar que no había nadie a su alrededor, comenzó a caminar hasta que llegó al bar desde donde llamó a su domicilio.
Altuna explicó que durante el secuestro, Aldaya n tenía conocimiento de todas las muestras de solidaridad que se estaban produciendo en todo el País Vasco y el resto de España, pero agradeció en nombre de la familia a los miles de ciudadanos que se han manifestado en su favor, así como a los medios de comunicación y a los 19 trabajadores de la empresa Alditrans.
Igualmente, transmitió en nombre de José María Aldaya el deseo de la pronta liberación de José Antonio Ortega Lara, funcionario de prisiones secuestrado, como él, por la banda terrorista ETA
(SERVIMEDIA)
17 Abr 1996
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