Para la ministra "la existencia explícita y no camuflada del Ministerio de Cultura es la garantía y la condición, al menos necesaria, para que haya una política pública en materia de cultura y los bienes se hagan accesibles a un mayor número de personas, porque una sociedada más culta es una sociedad más libre".

"Los conservadores", añadió en alusión al PP, "salvo apelacions demagógicas y retóricas a la potencia cultural de España, envueltas todas ellas en un hueco marketing electoral, sólo son capaces en definitiva de proponer la desaparición del Ministerio de Cultura".

Ludolfo Paramio ironizó que la propuesta del PP de suprimir ese Ministerio supondrá, "puesto que los funcionarios seguirán siendo los mismos y es de suponer que no habría una reducción de presupuesto ya que la cultura va a ser la segunda prioridad del PP, el ahorro de la direncia entre un sueldo de minitro y uno de secretario de Estado, cosa que seguramente no va a resolver los problemas del déficit de la economía española". Añadió que lo que si revela esa propuesta es "la concepción de la cultura como algo secundario".

Alborch calificó de "realista, creíble y fiable" el programa socialista, "porque viene avalado por una labor continuada de los gobiernos socialistas, de modo que el bien de la cultura ha sido incorporado al conjunto de bienes que ya conforman la realidad de nuestro estado de bienesta", afirmó.

Clotas, que hizo una referencia a la legislatura concluida, manifestó que se ha completado "el conjunto normativo de derechos de autor más avanzado y moderno de Europa" y se han dado pasos muy importantes en las industrias culturales, especialmente en el cine y en el libro, y calificó de "ingente" la labor realizada desde el 82. Destacó que el PP se ha opuesto "a toda la legislación de los derechos de autor".

Paramio señaló que en el programa que el PP presenta a estas elecciones "hay na música celestial bajo la que se enmascara la misma letra de siempre". Añadió que con el PP "se puede perder una política cultural coherente" mientras que Alborch señaló que eso "puede producir la atonía y el mercantilismo en el mundo de la cultura".