A su juicio, la reacción de la sociedad española ante el drama de Ruanda "no tiene que llenar de orgullo a todos" y demuestra que es falsa la imagen que a vees se transmite en el sentido de que los españoles no son capaces de movimientos colectivos de solidaridad.

Las campañas de envío de medicamentos y comida, así como la recogida de fondos para los refugiados de Ruanda "demuestra que la gente sí que tiene el compromiso de la solidaridad".