Así se recoge en el informe sobre las líneas fundamentales de los presupuestos de las Administraciones Públicas de 2024, en el que la institución liderada por Cristina Herrero advierte de que la desaceleración económica será más fuerte de lo previsto. Reduce, por tanto, su previsión de crecimiento del PIB en tres décimas, hasta el 1,7%, en contraste con el 2% proyectado por el Gobierno.

Tampoco coincide con el Ejecutivo a la hora de calcular el déficit de las administraciones públicas a cierre de este año. El Gobierno habla de un 3,9% del PIB. La Airef, sin embargo, cree que la previsión del Plan Presupuestario es optimista y lo sitúa en el 4,1%, misma estimación que ya hizo en julio.

De cara a 2024, la reducción del déficit sería de 1,1 puntos del PIB, situándolo en el 3% que exigen las reglas fiscales. Pero la Airef subraya que “solo se materializaría en el caso de que no se prorrogasen las medidas adoptadas para paliar los efectos de la crisis energética y de precios” –a excepción de las ayudas al transporte público– y “si las administraciones territoriales contienen los incrementos de gasto”.

Sobre este último punto, Herrero reprochó al Gobierno que, con un plan presupuestario a políticas constantes –es decir, bajo un escenario con presupuestos prorrogados– no haya trasladado a las comunidades y ayuntamientos ninguna tasa de referencia ni tampoco una previsión de las entregas a cuenta. Estos datos son “muy relevantes” y un Ejecutivo en funciones no tiene impedimentos para comunicarlos, según Herrero, quien aseguró que esta información permitirá “reducir la incertidumbre institucional”. Cabe recordar que Bruselas ha instado a España a limitar al 2,6% el crecimiento de su gasto.

DEUDA EN EL 106% DEL PIB

En este contexto, la Airef estima que la Administración Central reducirá su déficit en “solo” una décima en 2024, hasta el 3,1% del PIB, por el incremento extraordinario de la liquidación de los sistemas de financiación territoriales; mientras que los Fondos de la Seguridad Social estabilizarían su déficit en el 0,4% del PIB.

Las comunidades y los ayuntamientos compensarían el agujero fiscal del Estado y la Seguridad Social, ambos con superávits equivalentes al 0,2% del PIB que cuadrarían el déficit público en el 3%. La mejora de la situación de las finanzas de los gobiernos autonómicos –que cerrarán 2023 con una necesidad de financiación del 0,6% del PIB– se explica “principalmente” por la evolución de los recursos del sistema de financiación, que crecerán un 16% impulsados por el crecimiento de las entregas a cuenta y, “en mayor medida”, por la liquidación excepcionalmente elevada correspondiente a 2022.

Con esta evolución del déficit, la Airef proyecta una disminución en la ratio de deuda sobre PIB de 5,3 puntos en los próximos dos años, aunque vuelve a subrayar que esta reducción del endeudamiento se debe “principalmente” al crecimiento del PIB nominal. De este modo, cerraría en el 106,3% del PIB en 2024, en línea con el objetivo del Gobierno.

DESACELERACIÓN ECONÓMICA Y MÁS INFLACIÓN

En cuanto a las previsiones macroeconómicas, la Airef corrige a la baja su estimación para 2024 y la reduce desde el 2% calculado en primavera, hasta el 1,7% actual. Esta revisión se explica en el debilitamiento del crecimiento global –sobre todo de la eurozona–, en el endurecimiento de la política monetaria y en la persistencia de la inflación –que cerraría este año en una media del 3,9% para elevarse en 2024 al 4%–.

La Airef se desalinea así de la estimación que el Gobierno recogió en el cuadro macroeconómico recogido en el plan presupuestario, en el que habló de un avance del PIB del 2% en 2024. La divergencia entre ambos cálculos se explica en el crecimiento esperado de la demanda interna. El Ejecutivo habla de un 2,5%, pero la Airef considera que esa proyección se sitúa en un rango optimista.

La estimación de la Airef se sitúa en la zona media de las proyecciones de los principales organismos nacionales e internacionales. Es algo más pesimista que la Comisión Europea –1,9%– y el Banco de España –1,8%–, pero su cálculo coincide con el del Fondo Monetario Internacional (FMI) –1,7%– y es más optimista que el de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) –1,5%–.