Al mes siguiente, según AI, 229 presos políticos quedaron en libertad, aunque otras personas recluídas por delitos de conciencia siguen detenidas, sin que se les haya procesado.

La aociación asegura que las autoridades del país han traspasado el énfasis de la represión de la disidencia, de las masivas detenciones, a la tortura y las reclusiones en casas "fantasmas".

AI informa que los pocos deternidos contra los que se formularon cargos ante los tribunales no fueron procesados de forma imparcial, como sucedió con los presuntos conspiradores implicados en el intendo de golpe de Estado de agosto de 1991.

En las zonas del oeste y del sur del Sudán, donde se concentra la lucha dl Gobierno contra el Ejército Popular de Liberación de Sudán (EPLS), las "desapariciones" y las ejeciones extrajudiciales de personas simpatizantes de movimientos opositores son frecuentes.

Por su parte, Amnistía Internacional denuncia que el EPLS también ha detenido a sus propios disidentes. En enero de 1992, seguía manteniendo presas a unas 14 personas, implicadas en actividades encaminadas a acabar con la actual cúpula de la organización.

Según el informe de la organización internacional, las utoridades sudanesas incumplen las normas internacionales de protección contra la detención arbitraria.

"Además, ninguno de los ex presos con los que ha hablado nuestra organización tenía conocimiento de que su caso hubiera sido supervisado judicialmente", concluye el informe.