Tras participar em Navacerrada (Madrid) en los cursos de verano de la Fundación FAES, Aguirre declaró a un grupo de periodistas que tendría que haber sido el Gobierno quien ordenase la "inmediata destitución" de Saiz, tras conocerse una denuncia contra él por autorizar que se pinchara "el teléfono de un domicilio privado con una intención manifiesta".

Aguirre se refería así a la denuncia presentada por el sindicato Manos Limpias contra Saiz por haber autorizado que el CNI espiase las conversaciones telefónicas de la empleada de hogar de un amigo, ante el temor de que estuviera tuviendo un comportamiento delictivo.

La presidenta madrileña adujo que este tipo de comportamiento hubiera provocado la "inmediata destitución" de Saiz si estuviera en un país como Gran Bretaña y admitió que le hubiera gustado que el Ejecutivo de Zapatero hubiera hecho lo mismo aquí.

Esperanza Aguirre evitó pronunciarse sobre el nombramiento de Félix Sanz Roldán como sustituto al frente del CNI, para no acabar "patinando".