"En las áreas urbanas la población es voluble en sus hábitos, por lo que es necesario mantener una política que evitedesviaciones en la dieta mediterránea", aseguró, tras analizar el panel de consumo alimentario desde enero a septiembre.

En este periodo, el consumo alimentario en volumen ha descendido un 3,9% y en valor un 1,6%, lo que Puxeu achacó a los nuevos hábitos que impone la vida en las ciudades. El director general se mostró preocupado por la sustitución de las frutas como postre por productos lácteos, lo que achacó al aumento de precios de las primeras producido por las reducidas cosechas y la buena exportción.

En este sentido, hizo un llamamiento al sector productor y comercializador de frutas y hortalizas para que "no descuiden el mercado interior" a favor de la exportación a otros países.

También hizo referencia el director general de Política Alimentaria la sustitución del vino consumido por alcoholes importados. El vino ha caído en volumen en torno a un 10,3%, pero en valor se ha incrementado un 7,3%, lo que indica que el descenso es menor en los vinos de calidad con denominación de origen qu en los de mesa.

En el panel enero-septiembre destaca el incremento de las bebidas no alcóholicas (aguas, isotónicas y mostos) en un 6,3%, mientras que que la cerveza y las bebidas alcohólicas descienden un 1,9%. También cae el consumo de aceite en un 7% y los productos de la pesca en un 10,2%, lo que Puxeu achacó a la compensación del incremento del 7% del año pasado.

La reducción también en un 3,1% del consumo de carne -unido al del pescado- viene a corregir la dieta española en proteínas, ya qe supera en un 100% a las recomendaciones dietéticas. En cambio, el consumo de fibra (frutas y hortalizas) está un 13,9% por debajo de lo que sería conveniente.