Solabarrieta comenzó la final en los puestos de cabeza, comandada en todo momento por el croata Skracic hasta la mitad de competición, momento en el que el español se situó cuarto tras 14 disparos. Acompañado de su guía y mujer, Maite Badiola, el tirador vasco se puso el mono de faena y con una serenidad pasmosa fue remontando posiciones hasta que, a falta de seis tiros, se colocó en primera posición.

Mientras sus rivales caían eliminados, Solabarrieta se fue creciendo con seis tiros finales que superaron los diez puntos cada uno. Terminó con 243,1 puntos, lo que le valió para volver a alzarse con el título de campeón del mundo que ya conquistó en Emiratos Árabes en noviembre del año pasado.

Estuvo acompañado en el pódium por el croata Fran Skracic y la polaca Katarzyna Orzechowska. Tras finalizar la competición Solabarrieta se mostró feliz y exultante, levantando los brazos y disfrutando del momento.

TIRO CON CARABINA

En esta ronda final también participó la malagueña Sonia Rivero, quien fue de más a menos en la competición y alcanzó una más que meritoria quinta plaza mundial. Ambos tiradores de la Federación Española de Deportes para Ciegos volverán a competir este lunes en la modalidad de pie.

Quizás pueda parecer curioso hablar de un deporte de puntería para personas ciegas. Esto se ha conseguido en el tiro olímpico manteniendo el fondo del deporte intacto y únicamente sustituyendo el sentido de la vista por el del oído.

Para practicarlo, se utiliza una carabina de aire comprimido equipada con una mira telescópica especial. Esta mira telescópica contiene o está conectada a un circuito electrónico, que transforma la luz en sonido. Dependiendo de la intensidad de la luz sobre la diana se emitirá un tono de intensidad mayor o menor. La mira telescópica recoge el reflejo de la luz desde la diana. De este modo el tirador podrá oír la ayuda sobre la diana en los auriculares que está usando.