En su intervención, que apenas ocupó cinco minutos, Bioy Casares relató cómo se inició en la literatura tras leer "Don Quijote de la Mancha": "Antes de terminar l primer capítulo supe que quería ser escritor".

"Quién me hubiera dicho que, al cabo de sesenta años felices, ocupados en contar historias, yo iba a recibir el premio que lleva el nombre del escritor que me inició en las letras", añadió el galardonado.

Jorge Manrique, Baltasar Gracián, Fray Luis de León y Menéndez Pelayo también influyeron en su forma de escribir, pero las últimas palabras de su discurso fueron, una vez más, para Cervantes, "a quien le debo la literatura, que dio sentido a mi via".

Tras la intervención de Bioy Casares ante las personas que abarrotaban en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, el ministro de Cultura, Jordi Solé Tura, se refirió a la constante búsqueda de una explicación del misterio que caracteriza las obras del argentino "y la resolución del lado oscuro, a través de géneros convencionales como la novela policiaca o la literatura fantástica".

El rey Juan Carlos, antes de levantar la sesión, alabó la modestia del premiado, "que si siempre esuna hermosa virtud, llega a lo admirable en los hombres especialmente dotados".

Agradeció la "larga y venturosa decisión de Bioy Casares de deleitarnos con invenciones y fantasías, lo mismo que sus antecesores los narradores y fabuladores a los que nunca honraremos bastante las horas de felicidad que nos proporcionan".

Tras el acto, que concluyó con la interpretación por todos los asistentes del tradicional "Gaudeamus Igitur" universitario, Bioy Casares explicó a Servimedia que "si mis libros fuean casas, me gustaría vivir en 'Dormir al sol', porque, a pesar de que la suya es una trama débil, es para mí la más querida".

También explicó que, después de haber cultivado la novela, el cuento, el ensayo y la crítica literaria, "lo que más me gustaría es escribir un tango; pero tendrá que ser en la otra vida, porque ahora tengo otros muchos proyectos en marcha".