Destacaron los destinos a Sevilla, que se redujeron en casi 500.000 pasajeros (de 887.000 a 297.000), y Barcelona (de 2.342.000 a 2.150.000). Además de las celebraciones del 92, en esta reducción han influído el Tren de Alta Velocidad Madrid-Sevilla, la autovía de Andalucía y la recesión económica, factor éste último del que el tráfico aéreo "va a remolque", según señaló Lema.

En cuanto a los pasajeros con destinos internacionales, aumentaron n 3%, tanto los de países comunitarios (salvo Francia, que descendieron ligeramente) como los del resto del mundo, aunque los dirigidos a Estados Unidos bajaron de 1.170.000 a 1.060.000 pasajeros.

La inestabilidad política de Egipto causó un espectacular descenso de pasajeros (de 98.000 a 35.000), compensado con otros destinos extranjeros, algunos claramente turísticos, que aumentaron notablemente.

Así, además de los clásicos a Méjico, Argentina o la República Dominicana, Brasil pasó de 204.000 a210.000; Marruecos, de 137.000 a 144.000; Japón, de 85.000 a 91.000; Turquía, de 69.000 a 83.000, e Israel, de 71.000 a 80.000.

Junto a un programa de modernización de instalaciones que en el 93 supuso inversiones de 12.000 millones y este año de 13.000 (en el trienio 93-95 Barajas empleará más de 25.000 millones), Lema destacó el "cambio de filosofía" que están efectuando tanto la dirección como los trabajadores del aeropuerto.

Esta reconversión tiene por objetivo "mejorar la calidad de servicio", que se basa en dos pilares fundamentales: la puntualidad (el año pasado osciló por encima del 80%, contra la de 1992, que estuvo cerca de 10 puntos por debajo de esa cifra) y el servicio de terminal.

En este último apartado, además de nuevos sistemas de tratamiento de equipajes, consigna, embarque y desembarque, los responsables de Barajas han ampliado el número de plazas de aparcamiento y pretenden mejorar servicios esenciales como las cafeterías y restaurantes o el servicio de taxis, del que el drector del aeropuerto dijo que es "manifiestamente mejorable".