Según Aedenat, las quemas de rastrojos y de regeneración de pasto seco no cumplen ninguna función agrícola útil y, por el contrario, degradan gravemente el suelo.

Los ecologistas aseguran que este tipo de prácticas dificultan la regeneración del suelo y provocan procesos erosivos. Además, mantienen que al coincdir con la época en la que numerosas aves anidan en los rastrojos provocan una importante mortandad entre ellas.

Asimismo, destacan el grave riesgo de propagación del fuego que acarrea la quema de rastrojos, ya que, según datos del Icona, el 5 por ciento de los incendios forestales provocados por causas conocidas tienen su origen en este tipo de prácticas.