Un equipo de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EE.UU.) ha examinado la relación entre el tabaco y la depresión en más de 1.700 adolescentes procedentes de áreas metropolitanas. El estudio, que ha durado cinco años, comenzó cuando los jóvenes tenían entre 8 y 9 años.

Según la investigación, los adolescentes fumadores tienen un 73% más de riesgo de caer en una depresión que lo que no fuman. Sin embargo, los jóvenes que padecían una depresión no tenían más posibilidades de comenzar a fumar. La hipótesis de los investigadores es que la exposición a la nicotina u otros componentes del tabaco puede influir en la aparición de una depresión.

Los investigadores no han observado un vínculo entre el alcohol y la depresión, aunque creen que es necesario estudiar más la relación entre las bebidas alcohólicas, los cigarrillos y la depresión en los jóvenes.