Según fuentes del ministerio de Justicia, este ajuste ha sido consecuencia directa del recprte presupuestario sufrido por el Inem que, en una primera petición, ha aprobado tan sólo 113 de los 425 cursos olicitados por la Secretaría de Asuntos Penitenciarios.

Durante el año académico 1992-93 serán 1.592 presos los que podrán beneficiarse de estos cursos orientados a facilitar la reeducación y reinserción social de las personas privadas de libertad.

La denegación de 312 cursos afectará, según las estimaciones del ministerio, a 4.430 reclusos aunque Asuntos Penitenciarios ya ha solicitado la concesión de otros 188 cursos que, con una media de 14 alumnos por curso, facilitarían la formación necesari a otros 2.713 internos,

En 1991 el Inem organizó 224 cursos en diversos centros penitenciarios e impartió otros 31 en diversos organismos dependientes de la secretaría general de Asuntos Penitenciarios.

En las actividades del año anterior participaron 4.349 reclusos (3.809 hombres y 540 mujeres), lo que supuso un 11 por ciento de la población encarcelada y una inversión de 612 millones.

De los 244 cursos impartidos, que tuvieron una duración media de 5 meses, 63 fueron de acción directa (esdecir, el Inem contrató a un monitor que acudía a la prisión a dar clases) y 161 homologados.

Desde que el Inem firmara el convenio de colaboración con el ministerio de Justicia, la participación de reclusos en estas actividades ha aumentado de forma considerable.

Según datos facilitados por el ministerio, de los 1.115 internos que se matricularon en 1988 en los 84 cursos organizados antes de la firma del acuerdo, se ha pasado a los 4.349 matriculados en los 224 cursos de 1991.

En los prograas de formación colaboran asimismo organismos como Cruz Roja, Diputación Foral de Navarra, Organismo Autónomo de Trabajos Penitenciarios, la Consejería de Trabajo y Asuntos Sociales de la Comunidad Valenciana y la Consejería de Cultura de Canarias.

Para el ministerio de Justicia la formación y orientación profesional de los reclusos son "de vital importancia", ya que la mayoría de los presos padecen una merma en su capacidad para habituarse a la actividad laboral cuando ingresan en prisión.

El gainete subraya la trascendencia de estos cursos recordando que, según un informe de Naciones Unidas sobre prevención del delito y tratamiento de delincuentes, la falta de trabajo, su baja cualificación profesional y sus escasas aptitudes laborales han sido elementos de peso en la comisión del delito.