ACUSAN AL CARDENAL CARLES DE AZUZAR A LOS "SECTORES INTEGRISTAS" DE LA IGLESIA CONTRA LOS CATOLICOS PROGRESISTAS

MADRID
SERVIMEDIA

La corriente Somos Iglesia denuncia que la hoja dominical del cardenal arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles, del róximo 7 de abril, en la que el prelado arremete contra los sectores que piden una mayor democratización de la Iglesia, puede ser entendida "como una llamada a los sectores más integristas de la Iglesia católica, para que tomen medidas contra los católicos que pedimos que su Magisterio sea más dialogante y acorde con el respeto a los derechos humanos, así como con los valores de la Democracia".

La hoja dominical del cardenal Carles, en la que denuncia a "los movimientos de infidelidad que quieren mina a la Iglesia desde dentro" y llama a los cristianos de buena voluntad a ponerse en guardia para que "no se dejen impresionar o desorientar por las presiones injustas de hermanos desgraciadamente desviados".

Además, se difunde después de que 71 sacerdotes de Girona pidieran la democratización de la Iglesia, el celibato opcional y el sacerdocio femenino; solicitud que ha recibido el respaldo de más de 150 grupos católicos.

Para la corriente Somos Iglesia, que agrupa a católicos de base, con su hoj dominical el arzobispo de Barcelona cierra puertas al diálogo y hace "una llamada a la obediencia ciega y acrítica por parte de los fieles cristianos, contraria al espíritu del Vaticano II".

A juicio de Emilia Robles y Javier Malagón, coordinadores de Somos Iglesia, el cardenal es responsable "de las consecuencias y reacciones que se deriven de sus declaraciones agresivas y antidemocráticas, que se oponen a los intereses y necesidades de los sectores de la Iglesia católica que proponemos un proceso cnciliar abierto, integrador y corresponsable, que abra camino a poder dialogar sobre cuestiones que preocupan hoy a millones de personas católicas en todo el mundo".

En este sentido, señalan que resulta sorprendente "la certeza absoluta que el cardenal manifiesta sobre lo que son desviaciones; que llame presiones a la libre expresión de la opinión de los católicos en materias de disciplina eclesial; y sobre todo el uso que hace de las palabras de Pablo VI, sacándolas de su contexto y olvidando que fuétambién este Papa quien pedía acoger y no tener miedo a las críticas procedentes de voces amigas que habían demostrado su amor a la Iglesia.

(SERVIMEDIA)
30 Mar 2002
GJA