En un artículo publicado en la revista "Cambio 16", Semprún cree que el PSOE ha pagado en Madrid el precio de una "candidatura poco movilizadora y atractiva", nacida de "un compromiso endeble y vergonzante, después de una batalla que lo fue otro tanto".

El ex ministro considera que esta lucha, no motivda por las ideas sino por "el mango de la sartén", estuvo originada por "la intervención brutal y puramente administrativa del aparato central de Ferraz en los asuntos internos de la Federación Socialista Madrileña, cuyo principal objetivo consistía en desbancar a Joaquín Leguina".

Sobre los resultados de Sevilla, Semprún cree que el PSOE ha sufrido las consecuencias del "caso Juan Guerra". Sus consecuencias habrían sido mínimas, señala, "de haberse abordado este asunto con menos arrogancia de aparatoy menos culto a la personalidad del entonces vicepresidente".

El anterior titular de Cultura vuelve a atacar al "guerrismo" en estos términos: "El oportunismo de izquierdas, el populismo demagógico, el autoritarismo asaz arrogante, y por ende sordo, (...) no son exclusivos de Alfonso Guerra, ya que podría éste dimitir mañana de su cargo en el PSOE y no desaparecerían los defectos".

Estos responden, en su opinión, a la tradición "largocaballerista" del socialismo democrático español y a una cultur monolítica y mologante de aparato.