Uno de los activistas se encadenó a un árbol para evitar que los vigilantes de seguridad que custodian el edificio le echaran del recinto.

Los ecologistas permanecieron concentrados durante más de una hora delante de la embajada, vigilados por dos patrullas del Cuerpo Nacionalde Policía que se desplazaron hasta el lugar.

Marion Stoler, representante de la organización conservacionista, entregó una carta de protesta al agregado comercial de la embajada para que la remita al Gobierno noruego.

Greenpeace está realizando acciones similares en las embajadas que Noruega tiene en Australia, Francia, Italia, Escocia y Estados Unidos.

La semana pasada, la primer ministro noruega, Gro Harlem Brundtland, anunció en la reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), ceebrada en Glasgow (Escocia), que su país reanudará la caza de ballenas este año.

El país nórdico ha decidido crear la Comisión de Mamíferos Marinos del Atlántico Norte junto a Islandia, las Islas Feroe y Groenlandia.

Las organizaciones conservacionistas mantienen que esta decisión pone en peligro la superviviencia de los rocuales aliblancos, especie objetivo de la caza comercial prevista por Noruega, en el Atlántico.