Durante estos casi 30 años, la guerrilla ha provocado más de 800.000 muertos y unos cuatro millones de víctimas, en una guerra que ha arruinado a uno de los pases más ricos de Africa. El tráfico de diamantes y petróleo, que deberían aliviar a la población, se ha convertido en el principal motor del conflicto.

Acción contra el Hambre, que trabaja en Angola desde 1993 con programas que han beneficiado a 640.000 personas de diversas zonas del país, reivindica de nuevo una paz negociada y duradera, basada en los acuerdos de Lusaka, imperfectos pero firmados por ambas partes, con el fin de evitar nuevas muertes.

En esta línea, Acción contra el Hambre, juntocon Intermón Oxfam, Medicus Mundi y Médicos del Mundo, y a través del Grupo Parlamentario Socialista, ha presentado en el Congreso una proposición no de ley con el fin de instar al Gobierno a liderar iniciativas que acaben con este conflicto.