Esto se debe a que el número de ácaros en los hogares se ha incrementado, como consecuencia de las diferencias de temperatura entre el interior y el exterior de los edificios, así como por la acumulación de polvo en cortinas, alfombras, muebles tapizados, etc.

"En los niños genéticamente predispuestos a dsarrollar asma, la exposición al polvo que se acumula en nuestras casas puede determinar en efecto que la enfermedad se haga activa", afirma el doctor Sequeiros González, especialista en enfermedades respiratorias del Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid.

Según el doctor Sequeiros, la peculiaridad que tiene el polvo doméstico es que, al contrario de lo que ocurre con la polución atmosférica o el polen, "sí que está en nuestras manos evitar en un alto número de casos que se convierta en un riesgo par la

salud de los más pequeños de la casa".En la actualidad, los neumólogos cifran entre el 10% y el 17% la población infantil afectada de asma y creen que las causas mayoritarias son el polen, la contaminación y el polvo.