Según la resolución judicial, Catalina Mascaró "ocultó su embarazo porque no estaba casada y temía una reacción violenta de sus padres, de costumbres tradicionales", pero considera que "la acusada no mató a su hijo, sino que éste murió nada más nacer de un parto rápido".

Los jueces se han basado en las pruebas periciales realizadas por médicos forenses, que determinaron que "el feto nació pesando 3 kilos y medio, aunque falleció durante el parto como consecuecia de un cuadro anóxico", es decir, por falta de oxígeno en la sangre.

Según el informe forense, el feto no llegó a respirar en condiciones, hasta que se ahogó al absorber líquido amiótico y su propio excremento.

En el juicio celebrado el pasado 17 de febrero se confirmó que la inculpada no reconoció su embarazo porque estaba soltera y tenía miedo a las represalias de su padre, que pegaba a sus hijas con herramientas agrícolas.

Los vecinos de la joven se movilizaron en su momento para pagarcon una colecta la fianza que permitió que saliera de la cárcel de Palma de Mallorca, donde fue ingresada tras recibir atención postparto.