El fiscal acusó a Manuel Núñez Granja de violar en al menos doce ocasines a una de sus hijas y de otros delitos de coacción y agresión sexual contra la otra, cuando ambas eran menores de edad.

Aunque la sentencia considera probado que algunos de los delitos se produjeron, resuelve la absolución del procesado porque los mismos, cometidos hace más de diez años, ya han prescrito.

Otros delitos que todavía tienen vigencia no han sido considerados probados por la Audiencia, que aplicó el principio jurídico que favorece al acusado cuando existen dudas sobre la autoría delos delitos.

Durante el juicio, el ministerio fiscal solicitó un total de 215 años de cárcel para el acusado e indemnizaciones que sumaban más de 8 millones de pesetas. Por su parte, el abogado defensor proclamó la inocencia del acusado e incluso llegó a acusar a las hijas de denuncia falsa.