La hija del que fuera delegado de Telefónica en San Sebastián, asesinado en 1982 por los Comandos Autónomos Anticapitalistas, afirmó que gestos como el efectuado por los ex etarras Teo Uriarte y Fernando López Castillo a abrazar a varias víctimas del terrorismo (entre ellas Cuesta), en un acto convocado en Vitoria el pasado domingo, "son un primer paso, pero muy aislado si no se repite en el tiempo".

La miembro de "Denon Artean", organización que busca potenciar la reconciliación entre las diferentes posiciones vascas, añadió que el problema de la violencia no es sólo de las víctimas, sino también de "los que se guían únicamente por el corazón y que sólo consiguen hacer daño".

"Hay gente en ETA que sufre por su lanteamiento", dijo, "pero que, sin embargo, considera la violencia un mal menor. Mientras nosotros les explicamos que esa posición es muy grave, nos responden que no saben cómo adaptarse a otra cosa. Parece que vivimos en mundos diferentes".

Para Cristina Cuesta, quien aseguró que, "pese a ser duro, abrazaría a los asesinos de mi padre algún día", hay que educar a las nuevas generaciones en una Euskadi sin violencia.

"Los jóvenes describen la violencia como un elemento más de su tierra. La descrben verde, con una costa maravillosa y, además, de vez en cuando con un muerto; hay que darles una oportunidad de ver de otra forma y no sólo desde el 'paso de todo'".

En opinión de la pacifista, el pueblo vasco no ha tenido "oportunidades históricas" de sentarse a hablar consigo mismo, "porque la violencia surgía siempre en poco tiempo".

"Hasta el pacto de Ajuria Enea ha habido mucha ambigüedad entre los mismos partidos", dijo, "y este pueblo ha avanzado lentamente, a veces tres pasos adelante ydos atrás".

CONTRA LA NEGOCIACION

Por otra parte, la miembro de "Denon Artean" se mostró contraria a la negociación política para acabar con la violencia en el País Vasco. "No creo en la negociación política porque a mí, como a otra mucha gente, no me representan los militares, aunque sí creo que hay que evitar posiciones negativas y cerradas".

Respecto a la participación vasca, Cristina Cuesta afirmó que la gente se vuelca con la asociación en momentos muy puntuales (regalar papel para pancarcs, asistir a movilizaciones), pero considera que el grado de compromiso es muy bajo.

"Existe un factor decisivo a la hora de dar un paso adelante y alzar la voz y éste es el miedo", afirmó, "porque la cultura de la violencia ha provocado en el pueblo vasco ver al de al lado como el que está contigo o contra ti".

"Aquí pasamos de puntillas por muchas cosas que serían muy enriquecedoras, pero las asociaciones en Euskadi tienen que ver más con el tiempo libre que con el tercer mundo o la violencia",dijo. "Por las encuestas se desprende que el 80 por ciento de los vascos están con nosotros. Sin embargo, a nuestras concentraciones silenciosas acuden cien o doscientas personas".