Sin embargo, la Ferede reconoce que un Estado aconfesional como España "no puede ni debe legislar siguiendo criterios partidistas religiosos, sean estos confesionales, agnósticos o ateos".

Los protestantes creen que las cuatro propuestas que se debatirán mañana legalizan, en la práctica, el aborto libre y no resuelven el problema de fondo.

Para las Iglesias evangélicas, algunas situaciones que inducen al aborto son tan condenables como puede serlo el mismo aborto. En este sentido, reclaman una planificación familiar responsable que tenga en cuenta los métodos anticonceptivos y aumentar la protección social sobre las mujeres embarazadas, fundamentalmente aquellas con menos recursos económicos.

Asimismo, exigen una legislación que facilite los tramites aquienes opten por dar a sus hijos en adopción y a los que desean adoptar y hacer un esfuerzo similar al que se está haciendo en contra del aborto, en defensa de la calidad de vida de los ya nacidos.

Los protestantes, que sólo aprueban moralmente el aborto en caso de peligro de vida de la madre, creen que si bien no se puede demostrar el carácter de persona del feto, "tampoco se puede demostrar que no lo posea, por lo que ante la duda debería evitarse su destrucción y favorecer su completo desarrollo cmo ser humano".