La decisión de Pons imposibilita aprobar la ley esta legislatura, si finalmente Felipe González decide convocar elecciones en marzo de 1996, por lo que el prelado aseguró que le "agrada" esta circunstancia.

"Todo lo quesea retrasar o aplazar este tipo de leyes", dijo, "es positivo. pero el problema es más de fondo. Lo importante es que los parlamentarios católicos no apoyen ni en esta ni en la próxima legislatura la ley".

El obispo de Mondoñedo-Ferrol expresó sus temores ante la posibilidad de que en la próxima legislatura haya una mayoría suficiente para sacar adelante esta normativa.

Por ello, reiteró su llamamiento a los parlamentarios católicos de todos los partidos políticos para que "sean conscientes de ss deberes de cristianos y no voten un proyecto así".