Asimismo, denunciaron que los obispos reducen su lucha por la vida a la defensa de la vida de los embriones humanos, mientras que, por el contrario, aceptan la pena de muerte, ignoran la venta de armas, no se pronuncian fente a las leyes políticas que generan miseria y consienten la tortura o los malos tratos a las personas privadas de libertad.

Somos Iglesia recordó a los prelados que no se puede catalogar de proabortistas a todos los que defienden la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, entre los que hay muchos católicos.

Por otra parte, entienden que en el "bloque anti-abortista" hay sectores "que se caracterizan por actitudes violentas, discriminatorias y excluyentes".

Estos colectvos critican también a los obispos por creerse "los guardianes del orden moral social" y creen que es "gravísimo y extremadamente doloroso que toda esta actitud (de los prelados) haya podido influir en una penalización civil que a va a afectar a miles de personas, principalmente mujeres, creyentes o no creyentes, y especialmente a las más pobres".