Redondo-Terreros formuló esta advertencia en la rueda de prensa en la que se presentó la edición de este año del tradicional concierto en homenaje a las víctimas del 11-M, que se celebrará en el Auditorio Nacional de Música el próximo día 30.

En su intervención constató que, en relación a hace unos años, hay que felicitarse de que estemos en una "nueva etapa" marcada porque el Gobierno y la oposición, "el partido que gobierna y el que puede gobernar", comparten "el mismo diagnóstico y la misma estrategia", la que él y otros "pocos defendieron siempre: la "derrota pura y dura de ETA".

A su juicio, y pese a "algunas voces lejanas", esa unidad de los demócratas no corre peligro. "Me enfada y me preocupa la gente que pone en duda la buena relación entre Gobierno y PP", llegó a decir, porque "se están creando muy buenas relaciones" en esta materia y "eso es un bien inapreciable que tenemos que preservar". No veo, a pesar de algunas voces lejanas, que corra peligro el acuerdo intenso entre el Gobierno y el PP.

El ex secretario general del PSE alabó también a su sucesor, el lehendakari Patxi López, porque su Gobierno "está empleando toda su energía y toda su inteligencia" para derrotar a ETA, "no sólo desde el punto de vista policial sino también el social", con un combate "inteligente" y "sin concesiones a la otra parte para que quede claro quiénes son las víctimas y quiénes los verdugos".

Dentro de "un país sumido en cierto marasmo político", Redondo-Terreros indicó que "el Gobierno vasco da un buen ejemplo de cómo hacer política con mayúsculas", dejando de lado "esa política sectaria, de siglas a la que estamos acostumbrados.

Una vez que los demócratas llevan la iniciativa política "por primera vez en mucho tiempo", Redondo-Terreros calificó de "crepuscular" la situación de la banda terrorista y, "sin poner fechas", se mostró convencido de que pronto veremos "el final de ETA sin concesiones ni precios políticos". Por eso, abogó por mantener la misma estrategia, "porque tiene éxito".

En este sentido, subrayó que "no hay ni debe haber ninguna posibilidad de que cometamos un cierto fraude de ley", como sería mostrarse condescendientes con los terroristas a cambio de que abandonen la violencia. Para él, se trata únicamente de "poner en práctica las reglas del juego", que si tienen valor es precisamente porque son siempre las mismas.