La protesta estaba perfectamente organizada pero causó sorpresa en la Cámara Baja. De pronto, una muchedumbre ataviada con camisetas rojas se plantó frente a la verja del Congreso al grito de: "¡El día 29, huelga general!".

Bajaban en bicicleta por la Carrera de San Jerónimo pero se detuvieron en seco al llegar al Congreso y cortaron la calle durante algo más de cinco minutos. Empezaron a corear cánticos como "¡Huelga, huelga!", "¡Más empleo y menos mamoneo!" y "!Manos arriba, esto es un atraco".

El diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, estaba en ese momento en el patio del Congreso, por lo que escuchó inmediatamente los gritos a favor de la huelga. Como el resto de curiosos, salió a la calle para ver con sus propios ojos la protesta.

Llamazares sonrió al ver a los sindicalistas, se acercó a ellos y les dio ánimos para que prosiguieran en su empresa. Los representantes de UGT y CCOO agradecieron el gesto del diputado, el único que se interesó por lo que estaba ocurriendo.

Le dieron un panfleto explicativo con los motivos para ir a la huelga y un par de pegatinas rojas con las siglas de CCOO y la fecha del paro: 29-S. Llamazares no dudó en colocárselas en la solapa y recorrer la calle hacia arriba para estrechar la mano de los sindicalistas.

Entre los activistas había gente de todas las edades, desde jóvenes hasta jubilados que también marchaban sobre la bicicleta con el fin de promocionar la huelga. Una decena de ellos tiró al suelo sus vehículos, se acercaron a la puerta del Congreso e hincaron sus rodillas en el asfalto con las manos en alto. Empezaron a cantar "Manos arriba, esto es un atraco".

Después, emularon al portero de la Selección española de fútbol Pepe Reina en las celebraciones por el Mundial de Sudáfrica. Uno de ellos gritaba: "¡Compañeros, una de huelga!". "¿Una de huelga?", respondían en coro. Y seguían con el cántico: "Hacía falta ya una huelga, una huelga; hacía falta ya una huelga general".

Los agentes de la Policía Nacional que vigilan el Congreso tomaron inmediatamente posiciones, sorprendidos por la protesta, pero no hizo falta que interviniesen. Después de unos cinco minutos con la calle cortada, los ciclistas prosiguieron la marcha hacia la Plaza de Neptuno.