Durante su intervención en el curso de la Universidad Rey Juan Carlos "Salud y Comunicación:impacto en la sociedad", que se celebra en Aguadulce (Almería), Bigorra explicó que nte estas expectativas desmesuradas los analistas financieros están contratando cada vez más a médicos especialistas para poder recomendar a sus inversores en qué compañías deben depositar su confianza.

A su juicio, esta situación no sólo perjudica al enfermo que vé en los productos que se deriven del conocimiento genético una solución a sus problemas, sino que también crean muchos problemas a las propias compañías farmacéuticas.

Citó como ejemplo la movilización que protagonizaron hace unos añoslos afectados por leucemias crónicas que no responden al tratamiento con Interferón cuando aparecieron informaciones sobre las posibilidades de una molécula que ellos estaban invertigando, "y que nos obligó a crear en sólo 18 meses una planta de producción de este fármaco".

RESULTADOS NEGATIVOS

Para Rafael Mañez, investigador del Hospital Juan Canalejo de La Coruña, sería conveniente que no sólo se publicaran los resultados positivos de las investigaciones y ensayos clínicos, "es una forma incluso d ahorrar recursos, si compruebas que la línea de investigación no ha sido viable".

Mañez, que realiza estudios sobre xenotrasplante (trasplante de un órgano de animal a humanos) y su viabilidad como alternativa terapéutica, reconoció que en este área también se crearon falsas expectativas y se minimizó la trasmisión a las células de mono (utilizado en el ensayo como sustituto del hombre) de retrovirus del órgano de cerdo transgénicos.

Ambos coincidieron en que el proceso científico está entrando n un ritmo de comunicación de resultados muy acelerado, que resta credibilidad a los mismos.