Los restos mortales del capitán José María Galera Córdoba, el alférez Abraham Leoncio Bravo, y el español de origen iraní Ataollah Taefik, fueron recibidos a pie de pista por sus familiares, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; los ministros de Defensa, Carme Chacón, y del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, altos mandos militares y civiles de ambos departamentos; el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el líder del PP, Mariano Rajoy; y los portavoces parlamentarios del PSOE, Jose Antonio Alonso, y del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, entre otros.

Los féretros eran esperados para ser sacados del avión, un Airbus 310 del ala 45 del Ejército del Aire, por tres piquetes de compañeros de los asesinados, dos de la Guardia Civil para los agentes, y uno del Ejército de Tierra para el intérprete, que estaba adscrito al Ministerio de Defensa.

Al son de la marcha fúnebre avanzaron los piquetes con los ataúdes cubiertos con la bandera de España hasta que se pararon delante de donde se encontraban las familias, que aguantaron la emoción del momento con gran entereza. Allí se interpretó el himno nacional por parte de la banda de Infantería de Marina.

Acto seguido, de nuevo al son de la marcha fúnebre de Chopin, los féretros portados por los compañeros de los fallecidos continuaron el camino hacia los coches funerarios. Una vez instaldos éstos en los vehículos, un sacerdote realizó un responso a los dos guardias civiles y un líder religioso de la comunidad Baha'í, el secretario general de esta fe religiosa en España, hizo lo propio para el intérprete, de origen iraní, aunque nacionalizado español.

Ninguna autoridad ni político se acercó durante el responso, que se desarrolló durante unos minutos en la propia pista, y en el que estuvieron presentes varios de los familiares.

Tras el recibimiento, los cuerpos de los fallecidos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense para que se les realice una nueva autopsia. Después, los dos guardias civiles serán llevados en avión hasta Logroño, donde se celebrará el funeral, y el del intérprete hacia Zaragoza, donde residía.

Tras las breves ceremonias, el presidente del Gobierno y el resto de autoridades se han acercado a los familiares de los agentes y del traductor y les han abrazado y expresado sus condolencias.

Después de este emotivo momento, el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), que había viajado hasta Afganistán para hacerse cargo de los cadáveres, estuvo explicando al presidente y varias autoridades los detalles de lo ocurrido. Del mismo modo que lo hizo el director general de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, con el ministro del Interior y los mandos de la Benemérita que estuvieron presentes en Torrejón.

Los féretros de los guardias civiles viajarán hasta el acuartelamiento de la Unidad de Acción Rural de Logroño, a la que pertenecían los agentes. Allí, a las 19.00 horas se prevé que se celebre el funeral presidido por los Príncipes de Asturias. Por su parte, la despedida del traductor español se celebrará en la intimidad en Zaragoza, por deseo expreso de su familia.

Recibirán sendas cruces al mérito militar con distintivo rojo, la máxima condecoración para los fallecidos en actos terroristas o por actos heroicos.

Los tres españoles fueron asesinados este miércoles en la antigua base española en Qala-i-Nao a manos del conductor del jefe de la policía afgana en esta localidad durante las clases de instrucción a agentes de la policía afgana. El terrorista fue abatido por miembros de la patrulla de la Guardia Civil que estaban en la misma base "General Urrutia".