La ONG ha realizado una evaluación de las necesidades sanitarias en el sur del país tras el alto al fuego. Los resultados demuestran que, en nueve de cada diez pueblos visitados por los equipos de Médicos de Mundo, las estructuras de salud no están funcionando.

Por lo que respecta a los hospitales de la región, el de Marjayoum continúa cerrado, y los centros de Tebnine y Bint Jbeil, que permanecieron abiertos durante todo el conflicto, han sufrido destrucciones considerables que ya no les permiten ofrecer servicios de hospitalización, limitándose a atender las urgencias.

La ONG informó, también, de la falta "acuciante" de material médico y medicamentos. Además, una parte importante del personal sanitario libanés no ha vuelto todavía a sus puestos de trabajo, debido a los daños sufridos por la estructura de salud en la que trabajaban con anterioridad.

Según Médicos del Mundo, el retorno masivo de desplazados y el acceso de las organizaciones humanitarias a una zona inaccesible antes del cese del fuego han hecho visible la destrucción causada por el conflicto y la falta de los servicios más básicos.