Casi la mitad de estos reclusos, que tienen edades comprendidas entre los 18 y los 40 años, contaba con un trabajo en el momento de ingresar en la cárcel, un 6,9 por ciento buscaba su primer empleo y un 32 por ciento estaba en paro.

Asuntos Penitenciarios destaca que la situación laboral de los nuevos presos continúa siendo precaria, ya que un 39 por ciento de las personas que trabajaban antes de ingresa lo hacían sin contrato laboral ni cartilla de la Seguridad Social.

De la población que ingresó en prisión en 1991, un 15 por ciento es de nacionalidad extranjera, cifra superior a la registrada en años anteriores (un 12 por ciento en 1990).

Según los datos recogidos de las fichas de ingreso, entre la población de las cárceles continúan predominando los hombres, aunque el número de mujeres va en aumento, al pasar de un 8 por ciento en 1990 a un 12 por ciento el año pasado. En cuanto a la edad meda, ha pasado en el último año de los 27,7 años a los 30,4.