Los datos del inventario confirman la mejoría que los bosques experimentan desde 1995, coincidiendo con la finalización de la sequía que afectó a la Península en la primera mitad de la década de los noventa.

Por especies, el estudio refleja que las frondosas, especialmente la encina, emperoraron apreciablemente, mientras que las coníferas mejoraron respecto a 1998.

Los encinares más afectados por la falta de agua durante el año pasado fueron los de la zona sur y suroeste peninsular,aunque en Códoba, Jaén, sur de Aragón, Levante y zona centro también se produjeron daños en otras especies.

El IDF se realiza anualmente de acuerdo con la metodología aprobada y utilizada por la mayoría de los países europeos. La elaboración se basa en unos criterios que se unificaron en 1987 para conocer los daños que sufrían los bosques en Europa, especialmente los producidos por la contaminación atmosférica.

CONIFERAS Y FRONDOSAS

El inventario de 1999 en España incluyó 611 puntos de muestreoque permitieron analizar 14.600 árboles, de los cuales la mitad correspondieron a especies coníferas y la otra mitad a frondosas.

Estos análisis permiten al ministerio y a las comunidades autónomas poner en marcha medidas específicas que faciliten la gestión y conservación de las masas arbóreas, sobre una base cientítica más sólida.

El factor de origen humano que más contribuye a la degradación de los bosques son la contaminación atmosférica, mientras que entre las causas naturales destacan los isectos, los hongos, la sequía, las heladas y el viento.

Desde 1995 las condiciones de los árboles en España mejoró notablemente, ya que ese año casi un 24 por ciento de los árboles presentaban daños importantes, en 1996 se redujo al 19,4 por ciento, en 1997 al 13,7, porcentaje similar al de 1998, y en 1999 al 13 por ciento.