España registró un incremento de más de 73.900 divorcios anuales en los últimos diez años, pasando de 36.072 divorcios en 1998 a 110.036 en 2008. Estas cifras convierten al país, en la nación de la UE de los Veintisiete con mayor crecimiento cuantitativo y cualitativo.

Ante los datos, la IPF afirma que cada divorcio “debe considerarse un fracaso de la Administración y de la sociedad por no haberla sabido o querido ayudar” por lo que la entidad reclama al Gobierno “una verdadera política a favor de la familia en general” y considera que las medidas actuales son “regresivas e injustas”.

A nivel general, sólo en 2008 se produjeron un millón de divorcios en los veintisiete países de la UE, lo que representa un divorcio cada 31 segundos. Además, en el periodo de diez años comprendido entre 1998 y 2008 el total de divorcios en todas estas naciones fue de 10,5 millones y estas rupturas afectaron a más de 14,5 millones de hijos.

Asimismo, el estudio pone de manifiesto una caída en la tasa de nupcialidad. Durante el citado periodo se celebraron 725.000 matrimonios menos que en 1980 lo que representa una pérdida del 23,4%, a pesar del aumento de la población. Menos matrimonios a los que hay que sumar 334.000 rupturas anuales más que en 1980, un 50% más.