Debate Nación. Zapatero reclama respaldo para culminar una “transición” económica bajo los “valores” que ganaron las elecciones
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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llenó de guiños a la izquierda su primera exposición durante el Debate sobre el Estado de la Nación para reclamar el respaldo necesario que permita culminar la “transición” de modelo productivo manteniendo los “valores” con los que el PSOE ganó las últimas elecciones.
Rodríguez Zapatero dedicó poco más de una hora a leer casi con literalidad un discurso escrito previamente con el que justificó las medidas de ajuste adoptadas en los últimos meses y expuso las prioridades para el futuro inmediato, con reconocimiento de las dificultades y mensajes sobre las posibilidades de España, ya demostradas anteriormente, de salir de ellas.
“A pesar de que llevamos unos días de gran alegría colectiva, ha sido éste un año duro, un año muy difícil”, decía el presidente nada más subir a la tribuna, para después alertar de que España está “en un momento crucial para su futuro inmediato y el de las próximas décadas”.
Su primera reflexión de calado fue para el Estatuto de Cataluña y la reciente sentencia del Tribunal Constitucional, para dejar clara su disposición a “seguir contribuyendo al desarrollo y aplicación” del texto no sólo por obligación institucional, sino como expresión de la opción política de un Ejecutivo “que no recela del autogobierno” y que no teme “la fuerte identidad política” de esa comunidad.
Por ello, anunció formalmente ante el Congreso su intención de evaluar “la posibilidad de que algunos de los aspectos que han sido declarados inconstitucionales no por razones de fondo, sino del tipo de norma apto para regularlos, puedan ser abordados, como indica el propio tribunal, por el cauce constitucionalmente procedente” y siempre con diálogo con la Generalitat.
También subrayó que durante el último año ETA “ha seguido debilitándose” gracias a los golpes policiales y a una unidad democrática que llamó a mantener como mejor contribución para lograr el final del terrorismo.
A partir de ahí, el presidente se metió de lleno en la economía para desgranar y argumentar las medidas tomadas hasta ahora, las primeras de ellas de contención de la recesión, que provocaron un abultado incremento del gasto pero sin las cuales se habrían corrido riesgos económicos y sociales de entidad y tal vez “irreparables”.
Después, las medidas para reducir ese déficit y para impulsar la renovación del modelo de crecimiento, a partir de la exposición de los datos que indican “signos alentadores” sobre la salida de la crisis, pero reconociendo que es un crecimiento aún “débil y sujeto al riesgo de los efectos que puedan conllevar, en la segunda mitad del año, los ajustes fiscales” puestos en marcha.
APOYO A LOS SINDICATOS
Rodríguez Zapatero expuso los ejes de un “proceso de transformación de nuestra economía tan profundo que necesita el esfuerzo y el apoyo de todos” y para el que reclamó explícitamente el respaldo de los grupos parlamentarios ante la Ley de Cajas, la reforma laboral o la de pensiones.
Fue en ese contexto en el que lanzó un relevante guiño a los partidos de izquierda y a las propias filas socialistas, al asegurar que entre los objetivos de la reforma laboral no está el debilitamiento de los sindicatos, “que nadie lo espere” porque para el Gobierno siguen siendo “la mejor representación de los trabajadores”.
“Sin ellos, la defensa de los intereses de los trabajadores quedaría definitivamente debilitada y, lo que es más inmediato, tienen una posibilidd relevante de colaborar para que la reforma dé de sí todas sus potencialidades de cambio”.
Justificó también la reforma del sistema de pensiones por los cambios que ya se están dando en la demografía y la necesidad de asegurar la sostenibilidad a medio y largo plazo, y mantuvo su disposición a aumentar la edad de jubilación a los 67 años.
PLAN DE AJUSTE
Al final de su discurso, el presidente se giró de nuevo a la izquierda para justificar el plan de ajuste. “Congelamos las pensiones para no reducirlas. Redujimos los salarios públicos, para no recortar prestaciones sociales a otros ciudadanos. Limitamos los beneficios farmacéuticos, para evitar las llamadas al copago. Es una pauta de reparto equitativo del esfuerzo que tendrá otras manifestaciones en el proyecto de presupuestos para 2011”.
Esa transición de modelo productivo, dijo el presidente, hay que culminarla “cuanto antes” porque de ello dependerá el bienestar presente de España y el de las próximas décadas, y el Gobierno la encara con dos prioridades y una pauta de actuación.
Las prioridades son mantener “a rajatabla” el compromiso con la reducción del déficit y la austeridad, y culminar el programa de reformas, y la pauta de actuación es cumplir esas prioridades “sin olvidar el conjunto de valores que respaldaron los ciudadanos con su voto mayoritario en las últimas elecciones”.
“Si dejásemos de hacerlo, no sólo seríamos otros, sino que no cumpliríamos con la responsabilidad que hemos contraído con quienes confiaron en nosotros”, dijo el presidente, que apeló a las dificultades vividas por España en épocas anteriores para proclamar que siempre “hemos salido adelante” y la confianza “no es una cuestión de fe, es una cuestión de memoria”.
(SERVIMEDIA)
14 Jul 2010
CLC/caa