El tribunal, presidido por la magistrada Ángela Murillo, ha declarado a Clemente y García culpables de los delitos de integración en organización terrorista, detención ilegal y robo con intimidación. Los magistrados también han condenado a Ramón Arango a dos años de prisión por un delito de receptación.

La sentencia hecha pública hoy considera probado que, “obedeciendo fielmente” las órdenes de la cúpula directiva de la banda, los terroristas se desplazaron hasta Murcia y abordaron a primera hora de la mañana del 7 de marzo de 2007 a Pedro José Valverde, interventor de la sucursal de CajaMurcia, quien salía de su domicilio.

Clemente y García le enseñaron un revólver, le dijeron que obedeciera y le explicaron que “habían matado a varias personas y que si tenían que hacerlo de nuevo no les importaría”. También le amenazaron diciéndole que conocían los movimientos de su esposa y de su hijo.

Acto seguido, le introdujeron en su vehículo y le ordenaron que se dirigiera hasta la sucursal de CajaMar en la que trabajaba, situada en la calle Princesa de la capital murciana.

Una vez en el banco, los "grapos" obligaron a Valverde a abrir la caja fuerte, de la que se llevaron un total de 34.666 euros. Finalmente, Clemente y García ataron al interventor con cinta aislante. El dinero fue entregado a Ramón Arango, que se encargó de distribuirlo entre los miembros de la organización terrorista.

Además de las penas de cárcel, la Audiencia Nacional ha impuesto a Clemente y García la prohibición de acercarse a Valverde en un plazo de diez años tras cumplir la condena. Los dos terroristas deberán indemnizar a CajaMar con 34.666 euros, la cantidad sustraída de la sucursal, y deberán abonar un total de 20.000 euros a Valverde además de 100 euros por el móvil que le sustrajeron.

Los magistrados consideran que la participación de los tres condenados en los hechos descritos es una “realidad evidente”. El tribunal se ha basado en las declaraciones prestadas por Clemente y García tanto en el juicio como en sede policial tras ser detenidos, en las que reconocieron los hechos, así como en las huellas de ambos encontradas en el interior del banco.