Entre enero y mayo de este año, se realizaron un total de 4.392.000 clocaciones, de las que 3.586.000, un 81,6 por cien, fueron suscritas con demandantes con menos de seis meses de antigüedad en el paro y 206.000, un 4,7 por cien, con parados que llevaban más de dos años en esa situación.

Los datos del INEM ponen de manifiesto que la tendencia a contratar a personas que lleven poco tiempo en el empleo es similar cuando la iniciativa de la contratación parte de las propias empresas y cuando se trata de un demandante de empleo ofrecido desde las oficinas de trabajo.

Eso parece poner de manifiesto una clara preferencia de las empresas para aceptar trabajadores que hayan pasado poco tiempo en el paro, una de las razones esgrimidas por quienes, como el consejero del Banco de España Julio Segura, abogan por una reforma el sistema de desempleo que eleve las prestaciones mensuales pero concentrándolas en menos meses (actualmente pueden prolongarse hasta dos años).

Los datos del INEM muestran que la preferencia por los parados de corta duración es la pauta en todas las ategorías profesionales, niveles de cualificación, edades y sexos.

El problema estriba en que los parados de más larga duración pierden los contactos informales que pueden ayudarles a encontrar trabajo y se ven obligados a confiar casi exclusivamente en el INEM, que depende en última instanacia de las preferencias de las empresas.

Además, la capacidad de colocación del INEM es limitada. De hecho, el 87 por ciento de las colocaciones registradas entre enero y mayo correspondieron a empleados que ls empresas consiguieron al margen del INEM y el instituto público se limitó a sellar el contrato.

Las colocaciones efectivamente realizadas por los servicios del INEM fueron 577.925, el 13 por ciento restante, pero el instituto público se enfrenta precisamente al problema de que debe hacer cargo de los parados más difícilmente recolocables.