Así, durante el debate parlamentario, Francisco Jonquera (BNG) señaló que las acusaciones formuladas por el PP contra el Gobierno “obedecen a una estrategia consistente en levantar una cortina de humo” y aseguró que el principal partido de la oposición “tiene fijación con las teorías conspiratorias”. “Es intolerable que se haga semejantes acusaciones sin pruebas”, reprochó.

Por su parte, Joan Ridao (ERC) manifestó que “sorprende” que un partido “tan constitucional y constitucionalista (como el PP) tenga dudas del funcionamiento del sistema de derecho que dice defender”, aunque, apostilló, “tal vez sólo lo defiende cuando lo controla”.

Gaspar Llamazares (IU-ICV) se mostró en contra de que el Congreso de los Diputados fomente el “arte de la mentira” del PP y que contribuya a “convertir la confabulación en un delirio”.

Emilio Olabarría (PNV) advirtió al PP de que la acusación que convierte “Estado español en estado policial debe ser probada” pues lo contrario es una “frivolidad peligrosa” que crea “inquietud entre los ciudadanos de buena fe”.

Jordi Jané (CiU) señaló que “es un error que el Congreso dirima sobre hechos supuestamente ilícitos sin pruebas sobre la mesa” y lamentó que el primer debate de la cámara en este verano haya sido para abordar este asunto y no para hablar de cómo combatir la crisis económica.