Con esta iniciativa se quiere influir para que las instituciones académicas y centros de investigación desarrollen procesos de compra de productos tecnológicos, y en concreto ordenadores, en los que se valore las condiciones laborales bajo las que se han fabricado.

Para los promotores de la iniciativa actualmente existe en este sector productivo largas jornadas laborales, en las que se incluyen horas extra, en combinación con bajos salarios y falta de libertad de asociación.

La campaña se lleva a cabo después de que diversos medios de comunicación se hicieran eco de los suicidios entre el personal de la empresa china Foxconn, que es uno de los proveedores de distintas marcas de ordenadores.