Según informó la Policía, el estupefaciente provenía, principalmente, de Nigeria, Liberia, Angola y Guinea Bissau. La droga era recibida en las localidades madrileñas de Parla, Fuenlabrada y Leganés, donde la red contaba con la infraestructura necesaria para su posterior distribución a Italia, Suiza o Portugal.

La red desarticulada pagaba 4.000 euros a "muleros" por cada kilogramo de cocaína que era llevado hasta Madrid desde los países africanos.

Esta operación se desencadenó cuando el agregado de Interior de España en Dakar informó de la detención en Senegal de un hombre cuando se disponía a embarcar en un vuelo con destino a Madrid. El arrestado transportaba en el interior de su organismo cerca de un kilogramo de cocaína.

El detenido manifestó que un compatriota suyo le había puesto en contacto con un ciudadano nigeriano, residente en Madrid. Éste le propuso transportar la droga hasta España a cambio de 4.000 euros, además de facilitarle pasajes de avión, alojamiento y manutención en la ciudad de origen, así como una cantidad de dinero en metálico para hacer frente a gastos personales.