Así se desprende del ‘Índice para una Vida Mejor’, una aplicación web que permite a los usuarios comparar el bienestar entre los países de la OCDE y otros terceros países.

En base a los datos recabados de las visitas e interacciones de los usuarios españoles en esta aplicación, la OCDE destaca que España muestra debilidades “especialmente acuciantes” respecto al empleo y la remuneración.

En concreto, tanto la inseguridad en el mercado laboral como la tasa de desempleo de larga duración están entre las más altas de la OCDE.

En cambio, el equilibrio entre la vida personal y laboral “es un punto fuerte”, puesto que solo alrededor del 5% de los empleados trabajó jornadas prolongadas con regularidad, una cifra que representa menos de la mitad del promedio de la OCDE.

Mientras, los empleados a tiempo completo declaran tener uno de los mayores niveles de tiempo libre de la OCDE.

En cuanto a desigualdad, en el mercado laboral las mujeres españolas tienen un 18% más de probabilidades que los hombres de estar desempleadas, y casi el doble de probabilidades de trabajar en un empleo mal pagado.

Por otro lado, destaca que solo el 58% de la población adulta en edad de trabajar ha finalizado al menos el segundo ciclo de educación secundaria, una cifra muy por debajo del promedio de la OCDE (75%), y las competencias de los adultos también se sitúan por debajo de la media.

No obstante, las brechas entre las personas con educación secundaria y terciaria son menos pronunciadas en España que en la mayoría de los países del entorno.

En lo que respecta al bienestar de los migrantes en España, los indicadores muestran unos niveles de salud percibida y seguridad percibida relativamente buenos comparados con las poblaciones migrantes de otros países de la OCDE, así como mayores niveles de confianza en el sistema político, salud percibida y seguridad percibida que los autóctonos.

Por último, en el apartado de gobernanza y bienestar en España, los datos reflejan que, en términos globales, la satisfacción con el funcionamiento de la democracia en España es sistemáticamente inferior al promedio de los países europeos de la OCDE.

Cuando se pregunta a los españoles sobre si la corrupción está o no generalizada en el Gobierno, el 82% contesta afirmativamente, por encima del 56% de media en la OCDE.

La organización puntualiza que desde 2006 la proporción de personas en la OCDE que declaran tener confianza en sus gobiernos nacionales ha disminuido desde el 42% al 38%.

Respecto a la satisfacción con los servicios sanitarios y de educación en España, esta es ligeramente inferior a la media de los países europeos de la OCDE.