Madrid. Vallas de hormigón de 800 kilos separarán durante meses las aceras de la calzada de Gran Vía

MADRID
SERVIMEDIA

Vallas de hormigón de unos 800 kilos de peso separarán las aceras de la calzada de Gran Vía desde su instalación para el cierre de la calle al tráfico privado, el 1 de diciembre, hasta que concluyan las obras de ampliación del espacio peatonal que será permanente con la apertura de la Zona Central Cero Emisiones en junio de 2018.

Ésta es la principal novedad que anunciaron hoy la alcaldesa, Manuela Carmena; el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo; la de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, y el de Salud, Seguridad y Emergencias, Javier Barbero, en la presentación del dispositivo que impedirá la entrada en Gran Vía al tráfico privado, con algunas excepciones, durante las próximas navidades.

El cierre al tráfico privado de Gran Vía, del que se informará con una campaña bajo el lema ‘Madrid, un corazón muy grande’, comenzará el fin de semana del 1 de diciembre. No habrá restricciones los días de diario hasta Nochebuena, pero sí en el puente de la Constitución y el fin de semana del 15 de diciembre. A partir del 24, el cierre ya será permanente hasta el 7 de enero.

Durante los días de restricciones, sólo se permitirá pasar por Gran Vía a los residentes, los conductores que estacionen en los aparcamientos públicos, las bicicletas y las motos, los vehículos ecológicos, los de personas de movilidad reducida, los autobuses, los taxis y los coches de alquiler con conductor (licencias VTC), más los vehículos de emergencias y reparaciones, los de carga y descarga (entre 23.00 y 11.00 horas) y los de suministro postal o a farmacias. La velocidad se reducirá a un máximo de 30 km/h, y los vehículos de más de 3,5 toneladas no podrán circular entre 11.00 y 23.00 horas.

Paralelamente, las aceras se ampliarán hasta un total de 5.400 metros cuadrados y los pasos de peatones entre un 30 y un 40%, prefigurando lo que será el futuro Área Central Cero Emisiones, de forma que la calzada perderá un carril por sentido. Quedarán, así, dos carriles por sentido: uno para el transporte público y otro para los vehículos autorizados, que serán básicamente los mismos a los que se permitirá circular en Navidad.

Aunque cuando terminen las navidades se levantarán las restricciones, no se retirarán, debido a que su peso lo haría poco práctico, las vallas de hormigón, que permanecerán durante las obras de ampliación de aceras, que comenzarán a finales de enero o principios de febrero y se estima que terminarán antes de las navidades de 2018, aunque el plazo máximo sean 13 meses. Las vallas, que se instalarán “dos o tres días antes” del inicio del dispositivo navideño el 1 de diciembre, sólo se irán retirando a medida que vayan concluyendo las obras en cada uno de los tramos.

PLANTAS Y ÁRBOLES

La alcaldesa avanzó que el Ayuntamiento estudiará la posibilidad de adornar las vallas con plantas u otro tipo de elementos decorativos, y Sabanés garantizó que la altura de las mismas será “razonable”. Posteriormente se plantarán también árboles y se instalarán bancos en Gran Vía. Calvo garantizó a este respecto que si la Comisión de Patrimonio de la Comunidad de Madrid solicita información y emitir una evaluación al respecto, el Consistorio accederá a ello.

Además de Gran Vía, el Ayuntamiento prevé posibles restricciones puntuales al tráfico privado en la Plaza de España, la Gran Vía de San Francisco, la calle Bailén, las rondas de Atocha, Valencia y Toledo y la calle de Segovia. A cambio, se incrementarán las 32 líneas de autobuses que pasan por la zona con 40 unidades, un 25% más que el año pasado.

Como valoración general, Carmena dijo que en el Gobierno municipal están “muy satisfechos” de llevar a cabo la ampliación de aceras de Gran Vía que anunció ella misma en el Debate del Estado de la Ciudad del año pasado, y proclamó que es “necesario” tener un Madrid más limpio y que sea “propiedad de todos los ciudadanos, no sólo de los coches”.

En su opinión, el mejor momento para ponerlo en práctica es en navidades, cuando el nivel de peatones “aumenta muchísimo” en el centro de la ciudad. Carmena aventuró que “quienes diseñaron Gran Vía estarían orgullosos de una calle que asume el cambio”, porque “cuando uno no cambia, se muere, se agota”. A su modo de ver, “el futuro tiene que ser de novedad, de ejemplaridad”, y Madrid “tendrá un protagonismo entre las ciudades del mundo” recuperando su aire sano.

La alcaldesa aseguró tener indicios de que la sociedad y las tendencias “quieren que vayamos por esa vía”, y tanto ella como Sabanés atribuyeron la mayoría de las quejas que han recibido de los comercios del centro a una exigencia de mayor información, porque en su opinión “es indiscutible” que el nivel de ventas aumenta cuando crece la afluencia de transeúntes. Para garantizar dicha información, el Ayuntamiento está enviando cartas personales a cada una de las comunidades de vecinos y a los establecimientos comerciales.

(SERVIMEDIA)
13 Nov 2017
KRT/caa