Desde el Gobierno, el propio presidente, Mariano Rajoy, ha estado en contacto constante con el líder del PSOE, Pedro Sánchez. Esta línea de comunicación entre el Ejecutivo y los socialistas también se produjo entre la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria de Igualdad del PSOE, Carmen Calvo.

Con los socialistas catalanes también ha habido hilo de contacto desde el Ejecutivo a través de la ‘número dos’ con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, quien a su vez estuvo insistiendo al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para que convocase elecciones autonómicas. Esto mismo lo intentaron el expresidente catalán José Montilla y el expresidente Jordi Pujol en la noche del miércoles.

En la búsqueda de una solución, además del lehendakari vasco, Iñigo Urkullu, también han estado, según algunas fuentes, la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, y el conseller de Empresa catalán, Santi Vila.

En un primer momento, estos contactos parecían haber logrado sus frutos cuando se especuló con que Puigdemont en su comparecencia, inicialmente prevista para las 13.30 y que pospuso a las 14.30 horas, iba a anunciar la convocatoria de elecciones.

Pero el posterior aplazamiento de esta declaración, que varias fuentes achacan a las tensiones internas en el Govern, derivó nuevamente en intensas conversaciones para ofrecer una salida. Según reconocieron fuentes de la negociación, sectores del Gobierno de Rajoy se negaban a dar esa “baza” a la Generalitat sin que Puigdemont haya realizado ningún gesto de vuelta a la legalidad.

Por ello, los populares y socialistas van a continuar negociando esta noche “palabra por palabra” la posibilidad de incluir –vía voto particular– en el informe final que apruebe el Senado la posibilidad de evitar la aplicación de las medidas si Puigdemont convoca elecciones bajo el paraguas constitucional. Según el PSOE, van a trabajar "hasta el último minuto".