Estas mujeres extranjeras proceden, en su mayoría de países de América del Sur (el 29% procede de Ecuador) y de Europa del Este (principalmente rumanas, ucranianas y polacas) y son más jóvenes que las españolas que se dedican a estas tareas, cerca del 40% tienen entre 25 y 34 años.

Además, son ciudadanas que están más formadas, puesto que la mayoría cuentan con estudios medios y superiores. "Cuando vienen a España se ponen a trabajar en estos servicios porque, entre otros impedimentos, tienen muchos problemas con la homologación de títulos", afirmó Mª Ángeles Sallé, coordinadora del proyecto junto a Gema de Cabo.

El estudio ha determinado también, que las mujeres extranjeras que trabajan en este tipo de servicios tienen importantes problemas para conciliar el trabajo con su vidafamiliar. "Es un sector poco profesionalizado" indicó De Cabo,quien explica que "la capacidad de adaptación de la empleada a los horarios de la familia para la que trabaja y la relación con ésta condicionan su situación y dedicación laboral y por tanto, su disponibilidad para atender a la familia".

De Cabo añadió que, a consecuencia de esto, su trayectoria laboral se caracteriza por la discontinuidad "porque en la mayoría de las ocasiones no les resulta posible compatibilizar trabajo y atención a la propia familia".

El proyecto "Madrid entre dos orillas" tiene como objetivo la creación de una agenda capaz de cubrir las necesidades y los cuidados de los inmigrantes de nuestro país. Así, Sallé explicó que "es necesario crear una agenda bilateral tanto por nosotros como por ellas", además de hacer una nueva lectura de las políticas de igualdad "de género, de clase y de etnia".