Según la agencia de Naciones Unidas, el 75% de los profesores lleva cerca de un año sin recibir su salario y la violencia ha obligado a cerrar una de cada 10 escuelas del país.

Hasta el mes de julio, 1.600 escuelas habían sido parcial o totalmente destruidas, y 170 eran utilizadas para fines militares o como refugio para familias desplazadas.

Unicef denunció que unos dos millones de niños están fuera de la escuela, que el inicio del curso escolar se ha pospuesto varias veces –debería haber empezado en septiembre- y que hay un serio déficit de libros de texto y de material escolar.

Según Geert Cappelaere, director regional de Unicef para Oriente Medio y África del Norte, “los esfuerzos humanitarios en curso son solo una gota en el océano de sufrimiento en que se ha convertido Yemen”.

“Es hora de que quienes combaten sitúen el bienestar de los niños por encima de todo”, dijo, e hizo un llamamiento a todas las partes para que "protejan las escuelas, se abstengan de utilizar centros escolares con fines militares y trabajen juntas para encontrar una solución urgente a la falta de pago de los salarios del personal educativo”.

Asimismo, instó a los donantes a redoblar esfuerzos y permitir el pago de salarios al personal educativo, a los trabajadores sanitarios y a otros funcionarios públicos cuyo trabajo es vital para los niños.