La Fiscalía le considera un propagandista eficaz del Daesh con hasta 13 perfiles distintos en redes sociales desde los que hacía labores de adoctrinamiento y captación de adeptos. Entre octubre de 2015 y junio de 2016 llegó a tener más de 22.000 seguidores.

Lachiri se enfrenta en este juicio a una petición de 10 años de prisión, inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo por el tiempo de la condena, inhabilitación especial para empleo o cargo público durante 10 años y un período de libertad vigilada de 10 años.

El ministerio público le considera un “activista informativo” integrado en la red propagandística de la organización terrorista con una labor de “difusión extraordinariamente activa” y conexiones con miembros localizados en zonas de conflicto. Su principal tarea era la de “propaganda, selección y reclutamiento de futuros adeptos”, que incluía la elaboración de un “censo de potenciales candidatos simpatizantes con la causa yihdista”.

En algunas de sus publicaciones aseguraba que “o se rinde pleitesía al califa Al Baghdadi (líder del Daesh) o al califa Obama, y no hay un tercer califa. Y quien muere sin haber rendido pleitesía a nadie, muere en la ignorancia”.

En otra intervención documentada por las Fuerzas de Seguridad advertía de que “el fenómeno de Estado Islámico es sino y destino y a los gobernantes árabes les corresponde rendirse ante la realidad y rendirle pleitesía a Al Baghdadi como califa de los musulmanes”.

Aunque el procesado borró “cautelosamente” sus perfiles cuando sospechó que podría estar siendo investigado, los investigadores levantaron actas de captura de sus publicaciones y conversaciones. En una de ellas, registrada tras los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París, defendió las acciones terroristas y llegó a manifestar que no impedirá que sus hijos “revienten Francia, salvo que Francia cumpliera con sus deberes”. Lachiri es padre de tres hijas y un hijo, que viven en el domicilio familiar.