Según dicha investigación, el 10% de los alumnos con discapacidad no puede comer en los restaurantes y comedores de sus universidades debido a problemas de accesibilidad, y el 30% del transporte que comunica las distintas instalaciones de los campus no está adaptado.

Uno de cada diez estudiantes no podía alojarse en las residencias universitarias debido a que la cuarta parte de ellas no ofrecen habitaciones para cuidadores, lo que obliga a los alumnos que precisan su apoyo a residir en su hogar.

Sin embargo, la mayoría de las universidades estudiadas ofrecía a sus alumnos con movilidad reducida apoyo para que pudieran acudir a las clases y seminarios, así como programas para la igualdad de oportunidades.

Aunque el 40% de los centros analizados disponía de folletos informativos específicos para los alumnos con discapacidad, sólo el 12% proporcionaba toda la información necesaria sobre este asunto a través de su web, mientras que el 10% no daba ninguna información sobre el tema en su portal de Internet.

El estudio critica que el sistema para la búsqueda de plazas en otras carreras, cuando no se dispone de la puntuación necesaria para cursar los estudios deseados, limita el plazo para inscribirse en otra licenciatura o centro universitario a un mes, lo que para los alumnos con discapacidad puede ser insuficiente.

Según los autores de la investigación, la universidad que más tiene en cuenta las necesidades de los alumnos con discapacidad sería la de Coventry, y la que menos la de Bedfordshire, aunque no incluyeron la de Oxford y Cambridge, por considerar que debido a su envergadura su inclusión habría tenido un efecto desproporcionado en los resultados globales.