Durante ocho días, chicos y chicas con discapacidad han podido disfrutar y beneficiarse de la práctica deportiva junto con jóvenes sin discapacidad, sin distinciones, realizando las actividades todos juntos.

Según los organizadores, esta iniciativa ha contribuido a acrecentar la adquisición de autonomía de los participantes al salir de su entorno familiar, que en algunos casos les sobreprotege y dificulta la consecución de la autogestión en ciertas actividades de la vida diaria, potenciando el desarrollo integral de los destinatarios.

Para lograrlo, el deporte base elegido ha sido la vela adaptada. Un equipo técnico especializado y cualificado se encargó de impartir un curso teórico y práctico sobre esta modalidad deportiva, una actividad a la que acompañó una regata entre los participantes. Para complementarla, cada día se realizaron diferentes deportes adaptados, como ciclismo, frontenis en silla de ruedas, baloncesto en silla, piragüismo, etc.

La idea es que todos pudieran practicar diferentes deportes y facilitarles la elección del más acorde a sus gustos o posibilidades.